5.8.06


Eskerik asko Ximeno

¿Qué significa mariximini?

El nombre llevaba toda la mañana retumbando en el cerebro de Ximeno. Había recorrido campos y caminos entre Iruña y Badostáin intentando encontrar respuestas. No dejaba de murruskear su lapicero, y su bloc de notas estaba arrugado y lleno de garabatos. Cuando llegó a la fuente de la teja estaba ardiendo y un sudor frío le recorría su diminuto cuerpo, decidió descansar y refrescarse antes de proseguir su tarea. No acertaba a comprender lo que le estaba sucediendo, aunque tales sensaciones no le eran ajenas. Estaba convencido de que algo iba a suceder, en aquellos momentos su alterado subconsciente rozaba los límites de la locura. Cada vez que emprendía una nueva aventura una sensación de incertidumbre se apoderaba de el, era como si su capacidad intuitiva se concentrase y se transformase en corriente telepática de alto voltaje, era el tránsito necesario que le conectaba al clamor oculto de la memoria universal. Y en aquel instante, frete a la fuente de la teja, mariximini se aposentó en su interior.El gran acontecimiento se acababa de consumar.
En ese trance de comunicación con el mundo mágico ancestral el cosmos alumbró uno de sus secretos y nadie mejor que el humilde Ximeno para recibir tal legado de la historia. Como en tantas ocasiones, no se encontraron testimonios escritos ni en los archivos del clero ni en los de la nobleza, pero... en el aire se había escrito la historia con el aliento de la sabiduría del pueblo llano, nuestro hermano Ximeno la leyó, la interpretó y nos la transmitió.

mariximini, con este nombre se denomina a la Diosa Mari en la Villa de Mendillorri. Dice la leyenda que, mucho antes de que se instalara la Nueva Tejería, la diosa se aparecía a los baserritarras después del tiempo de siega.

En aquel pequeño montículo, donde hoy se alza la chimenea, se reunían, cada noche, las familias trabajadoras del campo. Se colocaban en círculo, alrededor de una hoguera, y se entretenían contando historias y sucedidos.
Cuentan que, un día de luna llena, una esbelta figura de mujer surgió de las lenguas de fuego, su cuerpo era largo y redondeado. Dicen que su color rojizo se confundía con el flamear de las llamas y que el humo que despedía formaba una columna tan grande que parecía que su cuerpo se hubiera convertido en una chimenea (ximini).
Esto sucedió en repetidas ocasiones y la divinidad se adueñó de sus corazones campesinos. El espectáculo era de ensueño. La dama irradiaba sosiego y dulzura y no tardó en convertirse en su diosa recibiendo el nombre de mariximini.
Después de muchos años llegaron al lugar geólogos y zahoríes para inspeccionar aquel paraje. Estaban convencidos de que era el lugar idóneo para instalar una fábrica de tejas. Ninguno de ellos era capaz de imaginar que, donde pretendían cocer las tejas, se había producido la aparición de mariximini: en aquel mismo entorno, los seres humanos, la naturaleza y los espíritus se habían fusionado en un abrazo sagrado. Las obras de construcción de la tejería se iniciaron con celeridad y precisión. Poco a poco empezó a dibujarse la silueta de una nueva chimenea elevándose hacia el infinito.
A medida que iba creciendo, los campesinos comentaban su grandeza, estaban convencidos de que un día la chimenea tocaría el cielo. Pero no fue así, aquel enorme conducto cilíndrico paró de crecer y comenzó a expulsar el humo con buen tiro y majestuosa verticalidad. Los hornos se habían puesto en marcha y todo funcionaba a la perfección. Propietarios, geólogos, zahoríes e ingenieros se felicitaban por el éxito de la obra y por el acierto en la ubicación de semejante chimenea.
Pasaron los días, y los trabajadores comenzaron a amasar el barro dando forma a las tejas. Cuando los hornos alcanzaron su temperatura comenzaron a escupir tejas sin parar. Todas eran idénticas, redondeadas, rojas y perfectas.
Los campesinos no volvieron a reunirse para intercambiar historias. No hablaban de otra cosa que no fuera de la tejería, la implantación de aquella factoría había hecho que amasar la tierra con las manos dejara de tener sentido. Las tejas fabricadas en serie encajaban mejor y se producían a toda velocidad. Pronto muchos campesinos se sintieron importantes por pertenecer a la fábrica y se olvidaron de sus compañeros y de aquel barro que habían compartido. Hasta que un día, en pleno mes de septiembre, se produjo una gran explosión en el interior de la chimenea. El estruendo fue tan intenso que retumbó por todo el valle, los acalorados braceros salieron despavoridos, incluido el capataz. Estaban aterrados, creían que el mismísimo infierno iba a estallar en el interior del conducto. Pero aquella enorme construcción rojiza seguía intacta. Era como si a la explosión se la hubiera tragado la tierra. No había humo, ni fuego ni nada que justificase aquel potente rugido. Todos los trabajadores miraron hacia arriba intentando encontrar una explicación en aquel estrellado cielo que no podía ser sino un mal presagio. Entonces el suelo comenzó a temblar, subió exageradamente la temperatura y una enorme bola de fuego salió de la chimenea como un suspiro.
Se desplegó en el cielo y dibujó la maravillosa imagen de mriximini. Su dulzura contagió los rostros de todas las personas que la contemplaban y, cuando la diosa comprobó que se habían disipado los miedos, se dirigió a todas ellas desde el interior de sus corazones.
No podían seguir produciendo olvidándose de la tierra y de sus gentes. Acaso no echaban de menos aquellas reuniones en las que se intercambiaban historias y experiencias fortaleciendo los sentimientos de hermandad (¿?). La diosa, aunque dijo no estar enfadada estaba muy triste por que hacía mucho que su imagen no era invocada a través de la hoguera. Aquellas llamas, símbolo del respeto y amor a la tierra no habían vuelto a resplandecer desde hacía muchísimo tiempo y ninguno de los trabajadores parecía haberse dado cuenta. Entonces extendiendo sus brazos les dijo con extraordinaria dulzura: Siempre que me invoquéis con fe acudiré solícita, ahora bien, para obtener mi bendición tenéis que demostrar ante vuestros semejantes que sois personas generosas y solidarias. Dicho esto, la imagen de mariximini se transformó en una silueta de humo blanco que se fue elevando lentamente hasta perderse en la noche, como si nada hubiese ocurrido.
Los trabajadores, todavía boquiabiertos, se miraron los unos a los otros preguntándose de donde venía aquella voz o si sus compañeros la habían escuchado. Pero los que la habían oído sabían perfectamente que, si algún día la necesitaban, volvería a aparecer para ayudarles. Fue así como los trabajadores y vecinos del lugar acordaron celebrar aquel día en honor a su diosa. Desde entonces, cada año, se reúnen al pie de la chimenea del Parque de La Tejería de Mendillorri y encienden fuego para mantener despierta a mariximini.





Nor da Mariximini? Goitik behera zebilen izen hau Ximenoren buruan.Iruñea eta Badostain arteko bideak zeharkatu zituen Ximenok, erantzun baten zain. Bere koadernoa zimurturik eta ziriborrorik beterik zeraman, eta bere arkatzarekin bueltaka zebilen.Teila iturrira ailegaturakoan atsedena hartu zuen bere lanarekin jarraitu baino lehenago: gori-gorian eta izerdi hotzaz blai zegoen bere gorputza txikia. Ez zekien zer gertaztzen ari zitzaion lehendabiziko aldiz ez izan arren. Zerbait gertatuko zelakoan ziur zegoen, eta bere pentsamendua erokeriaren mugan linburtzen zen. Abentura berri batekin hasten zen bakoitzean ziurtasun ezak berenganatzen zuen, gauzak susmatzeko zuen gaitasuna indar handiko korrente telepatiko bihurtu bailitzan. Korronte hark oroimen unibertsalaren zurrumurruarekin elkartuko balu bezala.
Eta une hartan,Teila iturriaren aurrean, Mariximini bere barnean sartu zen. Istorio zorragarria gauzatu zen. Ortziak bere sekretu izugarri bat argitu zuen eta inor hobe, Ximeno bezalako gizon apala baino, mundu magikoaren mezu hori jasotzeko.
Sarritan bezala istorio hau ez zen aurkitu ez nobleteriaren ezta apaizteriaren artxibategietan aurkitu, herri xumearen jakinduariak haizean idatzi baitzuen. Ximenok irakurri, ulertu eta ekarri zigun.

Mariximini, Mendilorriko hirian Mariren izen propioa da. Teileria berria eraikin baino askoz lehenago, uztaila pasa eta gero, baserritarrekin biltzen zen Mari.
Tximenia dagoen mendixkan lurginen familiak biltzen ziren gauero. Suaren inguruan jartzen ziren eta istorio eta gertaerak elkarri kontatzen zitzaizkion.
Ilbete batean sutik emakume baten gorputz estiloso, luze eta sentsuala sortu zen.
Bere kolore gorritsuak eta zerion keak suarekin nahasten ziren. Eta zerion kea tximinia bezalako zutabe bihurtu zen. Askotan gertatu zen gauza bera, eta Mari nekazarien bihotzen jabe bilakatu zen. Espektakulu ikaragarria zen. Eta horrela, sosegua eta goxotasuna emanez, beraien Mari izan zen: Mariximini.
Urteak joan, urteak etorri, geologoak eta ur-biltzaileak ailegatu ziren eremua ikertzera.
Teileria jartzeko lekurik aproposamena zelakoan zeuden. Beraietatik inork ez zekien leku berberetan Mariximini agertu zela, ezta gizakion, natuaren eta izpirituen arteko besarkada sakratua hor izan zela ere.
Eraikitzeko lanak azkar eta preziski hasi ziren. Pixkanaka- pixkanaka tximinia berrria infiniturantz zihoan.
Gora zihoan heinean, nekazariek, zeruraino ailegtuko zela pentsatuz, bere handitasuna komenaztzen zuten. Baina ez zen horrelakoa izan, egun batean tutu zilindrikoak utzi zion hazteari eta kea botatzeari ekin zion. Labeak martxan zeuden eta dena ondo zihoan. Kokapena eta erainkuntzaren arrakasta zirela eta jabeek, geologoek eta ur-biltzaileek elkarri ematen zizkien zorionak.
Ahots sakon bat sortu zen eta langileek, aho bete hortz, elkarri begiratzen zioten, jakin gabe nondik zetorren ahotsa eta lankideok entzun zuten. Entzun zutenek berehala ohartu ziren: egun batean behar bazuten hor egonen zen Mariximini beraiei laguntzeko. Hori zela eta hauzokideok eta langileok une horretatik aurrera egun hortan Marixiniren omenez ospatuko zuten jaia, eta urtero tximiniaren azpian biltzen dira egun horretan.
Egunak joan, egunak etorri langileok buztina lantzeari ekin zioten eta labeak, zegokien tenperatura lortu eta gero, teilak botatzen hasi ziren, etengabe. Denak berdin: borobilak, gorriak, akatsagabeak.
Nekazariak ez ziren berriro bildu kondairak trukatzeko. Beraientzako Teileria zen gai bakarra, nekatzaritzak ez zuen zentzurik iadanik, ezta eskuarekin teilak egitea ere.
Lantegian egindako teilak berdintsuagoak ziren eta gainera, azkar egiten ziren. Teilerian lan eginez gero nekazariok inportante sentitzen ziren, eta bere lagunetaz eta eskuz egindako lanetaz bizkor ahantzi ziren.
Baina irail batean izugarrizko leherketa izan zen tximinian. Eztanda ikaragarria bailare osoan entzun zen. Langileok, nagusiok barne, alde egin zuten korrika. Beldurturik zeuden, hori infernua zela pentsatuz. Baina eraikuntza gorri handikoteak hor zirauen. Lurrak eztanda jan balu bezala. Ez zegoen ez kerik, ezta surik ere. Langileok azalpena eskatuz, goruntz, zeru izartsuruntz, begiratu zuten. Une horretan lurra ikaratzen hasi zen, eguraldia berotu zen aski eta suzko bola handia atera zen tximiniatik hasperen moduan.
Zeruan zabaldu eta Mariximiniren itxura zoragarria agertu zen. Beraien bihotzetan sartu zen eta beldur guztiak desagertarazi zizkien. Beraren goxotasuna aurpegi guztietan isladatu zen.
“ Ezin zuten jarraitu beraien lanetan Ama-Lurraz eta bere seme-alabetaz ahazturik.Ez zuten faltan izandako bilerak ipuinak eta pasadizoak kontatzeko edota anaitasun sedimenduak bermatzeko?.”
Mariximini ez zegoen haserre, triste oso baizik. Orain dela asko ez ziren biltzen suetan, orain dela asko ez ziren berarekin gogoratzen.
Sugarrek, Ama-Lurrarendako errespetuaren eta maitasunaren sinboloa, ez zuten orain dela asko diz- diz egiten. Eta inor ez zen konturatzen.
“ Deituko didazuen bakoitzean berehala etorriko naiz baina horretarako eskuzabalak eta solidarioak izan behar” esan zien Mariximinik beraren besoak zabaltzen. Eta bapatean, hori esanda, Mariximiniren imagina, ke zurizko lerro bilakatuz, lasai- lasai gaueko ortzirantz abiatu zen.













No hay comentarios: